martes, 24 de abril de 2007

Barra de sushi

“Trainee”, misteriosa y escabrosa palabra, todos la hemos escuchado, algunos la hemos vivido y otros ni siquiera se imaginan de qué va. Les traigo una pluma que a todos nos hace sentir orgullos, se trata de Carlos Octavo, uno de nuestros compañeros favoritos, responsable de nuestra sección de publicidad, finalista del concurso Caracol de Plata. Publicista de nacimiento, tuvo su primera oportunidad en la mejor agencia de México, DDB cuando estaba tan solo en tercer semestre y ahora es todo un copy en Olabuenaga Chemestri, encargado de cuentas como Koblenz, Gamesa, Movistar, etc… Lean y si nuestro Carlitos pudo quizá ustedes también,

DIMENSIÓN TRAINEE
Carlos Octavo

Cuando empiezas en este rollo de la publicidad, la verdad es que no tienes ni la menor idea a lo que te vas a enfrentar. Tal vez tengas una noción muy general de por dónde vas a caminar, pero la verdad es que no está muy claro.
Crees que lo único que se necesita es ser muy creativo (en el caso de los copys) para poder llegar alto. Pero una vez que pasaste la primer entrevista y te aceptaron en agencia. El medio publicitario, descubre sus secretos y como diría mi abuelo, “Empiezas a ver de que lado masca la iguana”

Para empezar tu creatividad le tiene sin cuidado a las 97 personas que conforman la agencia. Tus ideas “originales”, resultan ser los comentarios que rompen la tensión y hacen que la risa brote en el peloteo. Olvídate de tocar una computadora al menos los primeros 4 meses. Un trainee, no tiene computadora, lugar ni mail interno.
Tu nombre, no importa. Para los demás es lo mismo si un día eres Joselito, Damián o el genérico. De un sueldo, mejor ni hablamos, Hay trainees que han entregado sus vidas a una agencia durante un año sin cobrar un peso. Podría continuar con la lista, pero no terminaría.

Todo esto se escucha como una verdadera pesadilla y como un trabajo inhumano, pero hay algo en toda esta tragicomedia del trainee, que hace que todos los días surja un impulso que te saca de la cama, te seca las lágrimas y te limpia los mocos. Ese impulso es la ilusión de ver tu trabajo en la calle, de saber que sólo a ti se te ocurrió algo y le gustó a tu jefe, es esa palmadita en la espalda que después de 6 meses te da tu director creativo y te felicita por un buen trabajo. Es ese peloteo eterno que se extiende hasta la madrugada en compañía de dos perfectos desconocidos que al día siguiente son tus mejores amigos. Al final son tantas las cosas que aprendes y te hacen crecer en los primeros meses como trainee que te das cuenta que este negocio de la publicidad no sólo se trata de ser el más creativo. Si mantienes la cabeza fría y el corazón caliente, el camino se hace más fácil de caminar.
Ser trainee no es lo peor del mundo, (lo peor es ser trainee de arte ) tan sólo es el primer paso para llegar lejos. Esto es para todos los carnales y carnalas que empiezan.
No se desanimen, esto señores, es una mezcla de paciencia, talento y corazón.

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