miércoles, 28 de marzo de 2007

Barra de Sushi


Ariel Soto


Gabriel Rodríguez

BARRA DE SUSHI

Unos dicen “los premios lo son todo”, otros,“no es para tanto”. Tener un criterio acerca de este asunto es importante. Les traigo dos plumas que quizás les ayuden a tener más claridad. Gabriel Rodríguez, escritor de vocación, publicista de profesión, él fue DC asociado en Leo Burnet, en Latin Works y ahora tiene el mismo puesto en Oveja Negra, los premios que ha ganado son de literatura, como “Los mejores cuentos mexicanos 2005” y ha publicado en revistas como Critica. Ariel Soto, quien fuese DC asociado en Leo Burnet y ahora se consagra en Saatchi&Saatchi, ganador de círculos de oro, Seven Plus, etc… responsable de piezas como “escondidillas”, de la secretaría de salud; “aleja el peligro” de Michelin, cuentas como la Buena Tierra, Mabe, entre otras. Lean y formen su propio criterio.

EL MEJOR ESTORNUDO
Gabriel Rodríguez Liceaga.

La primera vez que asistí a una entrega de premios creativos fue al Círculo Creativo del ¿qué, 2000?, mucho tiempo antes de que tal evento fuera llevado a Acapulco. Era menos glamouroso y los creativos estaban tan ebrios que no ponían atención a los spots ganadores además cuando se entregaba el premio a mejor agencia uno escuchaba cosas como ganaste otra vez, compadre.
Luego, nos dio por argentinizarnos, tomarnos en serio el hecho de que los creativos podemos ser rockstars, una élite de fulanos con tennis puma. La regla se volvió contundente: las agencias que ganan premios son las que más se divierten en las fiestas y a la vez acaban con las mujeres más guapas. Diera la impresión de que para tener un buen empleo, un gran sueldo y, en una palanbra, ser un publicista exitoso es fundamental ganar premios, o de perdida tener un peinado raro y trabajar en la agencia que gana los premios. De ahí la epidemia de creativitis en las agencias. La búsqueda sin sentido de ideas que no le dan beneficio alguno al producto, ideas en las que el product shot es una excusa; ah, caray, me estaban vendiendo algo, devino en desvelos y sus ojeras; la obsesión enfermiza por ganar algo a cualquier costo, la creación masiva y de aplausos seguros que se consigue con los famosos truchos (comerciales no comerciales, publicidad para publicistas).
Y aún así año tras año las agencias mexicana voltean a ver, con celos y la boca hecha agua, la creatividad internacionalmente multipremiada. En México se han ganado cosas, ajá, pero es verdad que cada país tiene la publicidad que se merece y en México estamos a años de hacer que la publicidad deje de ser eso y tome el tinte de, acaso, arte.
En todo cado, la idea de premiar la creatividad de un anuncio publicitario no deja de ser una falsa medida, un aparente y fugaz triunfo tan incoherente como si los dentistas decidieran reunirse local e internacionalmente en un certamen y elegir de entre todas las amalgamas a la mejor. Y el premio a la mejor extracción quirúrgica de tres molares es para… o peor aún, como si de entre todo el mundo, se pudiese elegir a la persona que mejor estornuda.
Creo que la palabra premio no debería existir en el abecedario de un creativo.

Y tú ¿eres de los que ganan premios o eres de los otros?
Ariel Soto

El primer premio que gané fue en el kinder, en la categoría de tijeras, fue un recorte muy bien hecho. Estaba orgulloso, y de haber podido pronunciar bien la palabra “excelente” la habría dicho frente a mis compañeros. El premio era un cartón que decía “1er lugar”. Mi mamá se puso muy contenta y mi ego también. Ah, los premios.
Cuando llegué a la publicidad no sabía que se premiaban los anuncios. Para mí ya era un premio ver que algo que había aparecido en mi cabeza se convertía en un parabús, una cartelera o una mención en la radio.
Al paso del tiempo he entendido que dentro de las agencias se vive un esquema de presión. Mientras que para el presidente de la agencia está la presión para generar más negocio, para el VP creativo está la presión para ganar en festivales.

Los premios son importantes porque significan el reconocimiento de la industria al buen trabajo. Y para el creativo son importantes porque mejoran sueldos. Pero, cuando es el ego quien motiva a ganar premios la ruta está equivocada. El trabajo comienza a enfocarse en gustarle a un jurado publicitario y no al consumidor. Cuando al creativo comienza a importarle más el premio que el consumidor se convierte en un mal creativo. Un premio debe ser consecuencia del buen trabajo y no al revés.
Buscar el mejor trabajo me parece algo muy profesional, buscar el premio es insano.
Me da tristeza saber de gente que vive en la agencia buscando premios, gente que se divorcia, se distancia de los amigos, deja de ir al cine y de tener una vida decente por buscar el reconocimiento de los demás. Es depender de la opinión de alguien para dormir tranquilo. Para ser famoso en un club del tamaño de una preparatoria (de ese tamaño es el medio publicitario). El ego publicitario es adolescente.
Una vez hablaba con un amigo antes del círculo creativo si ese anuncio que teníamos iba a dejar de parecernos espectacular si en vez de ser oro era plata o de plano no ganaba nada. Yo creo que no. El buen trabajo es buen trabajo, el premio es subjetivo. No hay una ciencia publicitaria exacta.
Más allá de los premios lo mejor es pensar que el trabajo debe ser espectacular. Así creo yo que llegan los reconocimientos.
Hay una frase pegada en la recepción de Saatchi que dice: “You are as good as your last ad” y me gusta porque sin hablar de premios define bien este negocio. El que se conforma se jode. Hay que buscar con cada proyecto la excelencia creativa. Tenemos la responsabilidad de QUERER HACER el mejor anuncio con cada brief. Y si no gana en festivales no importa. En cada reel de cannes hay anuncios muy malos.
Me encanta que mi trabajo gane premios y no me importa si no. De hecho todavía tengo en una cajita ese cartoncito que me dieron en el kinder. Fue un recorte “genial” (todavía no puedo pronunciar bien “excelente”.)

No se nos olvide que trabajar en publicidad tiene cosas maravillosas: te pagan por imaginar, no está en riesgo la vida de nadie, viajas y por si fuera poco no tienes que usar corbatas. Disfrutémoslo, que se presione el VP.

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